¿Por qué debemos aplicarnos la vacuna de HPV?


La llegada de la vacuna de HPV en la Argentina, hace varios años, produjo muchas controversias. Muchos se aferraron a la convicción de que posee intereses  económicos y  falta de prevención en el desarrollo de cáncer de cuello uterino. Además, se dudó de su eficacia hasta llegar a decir que la vacuna era el causante de  infección por HPV.  Muchos de estos comentarios fueron incluso provenientes  de profesionales de la salud.

El virus del papiloma humano son grupos diversos de virus de ADN y representan una de las enfermedades de transmisión sexual  más  comunes. El virus se contagia fundamentalmente  por contacto piel a piel. Estos  grupos o subtipos han sido denominados con números y se conocen más de 100 tipos virales.

Por su capacidad oncogénica, es decir, su capacidad de evolución de la infección a cáncer de cuello uterino, se clasifican en alto y bajo riesgo. Por lo tanto, algunos pueden causar solo verrugas o condilomas en la piel y otros evolucionar en lesiones premalignas a cáncer de cuello uterino, vagina, vulva y ano en la mujer y de ano, pene y bucofaríngeo en el hombre.

Es importante saber que solo el 10% de las mujeres infectadas evolucionan hacia un cáncer de cuello uterino. En el 90% restante la infección desaparece entre el primer y segundo año. El 70% de los cánceres de cuello uterino están producidos por el virus 16 y 18, que los contienen las vacunas en existencia.

Las vacunas disponibles ayudan a prevenir ciertos tipos de HPV y de algunas formas de cáncer que están relacionados con estos virus. La vacuna es más efectiva antes de comenzar  las relaciones sexuales, y  ya es obligatoria en todas y todos los niños de 11 años. Sin embargo, se propone su aplicación  hasta los 26 años de edad.

En síntesis, la vacuna de HPV es efectiva para determinados subtipos de virus de HPV. El mayor porcentaje de canceres cervicales están producidos por los subtipos 16 y 18 contenidos en las vacunas existentes en nuestro país.  Su efectividad es mayor en mujeres y varones antes de comenzar su actividad sexual. Sin embargo, se recomienda su aplicación hasta los 26 años y a  mayores en determinadas circunstancias a decidir con sus ginecólogas/os.

Por: Liliana N. Giuliodori | Especialista en ginecología y endocrinología ginecológica y reproductiva en CEGOR.

                    

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